¿Por qué no jugar a ser Indiana Jones? No hace falta el látigo, ni el sombrero, ni tampoco la pistola, laSmith & Wesson Hand Ejector 2º Modelo (no habrá nazis sedientos de reliquias arqueológicas, tranquilos): lo único que necesitamos es un mañana libre, un coche y ganas de conocer algo más. En Eivissa tenemos cantidad elementos históricos y arqueológicos que podrían inspirar a los guionistas de la famosa saga de Spielberg y Lucas.
Las distintas civilizaciones, fenicios, romanos y musulmanes principalmente, no han estado de paso y han dejado su “tarjeta de visita” en numerosos asentamientos a lo largo y ancho de la isla. Casi se podría afirmar que la totalidad de Eivissa es un yacimiento arqueológico increíble lleno de leyendas e historia.
Los fenicios fueron la primera potencia naval del Mediterráneo. Este pueblo, de origen semita conquistó, gracias a su afán comercial, distintas rutas marinas que les permitieron hacer llegar su cultura a puntos muy remotos, incluso, más allá de las columnas de Hércules. Nuestra isla no era un simple punto en sus mapas.
A uno se le ponen los pelos de punta cuando se encuentra delante de los restos de estas antiguas civilizaciones en Can Sorà. Uso el plural porque este yacimiento en Ses Paisses de Cala d’hort, ha sido, también, un rincón especial para otra de las grandes civilizaciones de la antigüedad: Roma. Durante el recorrido, la imaginación se convierte en una improvisada máquina del tiempo que transporta al visitante al mundo de estos primeros colonizadores insulares.
El valor arqueológico de este espacio excavado entre los años 1917 y 1982-1985, es mayúsculo. En una pequeña y poco escarpada pendiente justo encima de la casa pagesa que cumple una magnífica función como museo etnológico, se amontonan una gran cantidad de hipogeos púnicos y una necrópolis de época bizantina y es qué, durante más de mil años, con el mágico y enigmático islote de Es Vedrà como testigo, Can Sorà ha permanecido habitado.
Más abajo se encuentra una villa romana de unos 900 m2 (¿Cuánto valdría hoy hacerse esta “casita”?). Esta se organizaba alrededor de un gran patio central del que destacan diversas estancias (almacenes, cocina, etc) pero, sobre todo, una gran cisterna excavada en la roca.
¿Qué tiene este lugar para que, durante tantos siglos (desde mediados del siglo V a. C. hasta casi el siglo VIII d.C.), haya sido habitado permanentemente? ¿Qué hechizo guarda la magnética vista a la siempre misteriosa isla de Es Vedrà? ¿Cuántos secretos escondidos se encuentran debajo de nuestros pies? Seguramente el doctor Jones habría investigado este apasionante y gran misterio que es el yacimiento de Can Sorà: una aventura de la historia en casa. Ya empieza a sonar la inconfundible melodía de John Williams...¿quién se apunta?
Las distintas civilizaciones, fenicios, romanos y musulmanes principalmente, no han estado de paso y han dejado su “tarjeta de visita” en numerosos asentamientos a lo largo y ancho de la isla. Casi se podría afirmar que la totalidad de Eivissa es un yacimiento arqueológico increíble lleno de leyendas e historia.
Los fenicios fueron la primera potencia naval del Mediterráneo. Este pueblo, de origen semita conquistó, gracias a su afán comercial, distintas rutas marinas que les permitieron hacer llegar su cultura a puntos muy remotos, incluso, más allá de las columnas de Hércules. Nuestra isla no era un simple punto en sus mapas.
A uno se le ponen los pelos de punta cuando se encuentra delante de los restos de estas antiguas civilizaciones en Can Sorà. Uso el plural porque este yacimiento en Ses Paisses de Cala d’hort, ha sido, también, un rincón especial para otra de las grandes civilizaciones de la antigüedad: Roma. Durante el recorrido, la imaginación se convierte en una improvisada máquina del tiempo que transporta al visitante al mundo de estos primeros colonizadores insulares.
El valor arqueológico de este espacio excavado entre los años 1917 y 1982-1985, es mayúsculo. En una pequeña y poco escarpada pendiente justo encima de la casa pagesa que cumple una magnífica función como museo etnológico, se amontonan una gran cantidad de hipogeos púnicos y una necrópolis de época bizantina y es qué, durante más de mil años, con el mágico y enigmático islote de Es Vedrà como testigo, Can Sorà ha permanecido habitado.
Más abajo se encuentra una villa romana de unos 900 m2 (¿Cuánto valdría hoy hacerse esta “casita”?). Esta se organizaba alrededor de un gran patio central del que destacan diversas estancias (almacenes, cocina, etc) pero, sobre todo, una gran cisterna excavada en la roca.
¿Qué tiene este lugar para que, durante tantos siglos (desde mediados del siglo V a. C. hasta casi el siglo VIII d.C.), haya sido habitado permanentemente? ¿Qué hechizo guarda la magnética vista a la siempre misteriosa isla de Es Vedrà? ¿Cuántos secretos escondidos se encuentran debajo de nuestros pies? Seguramente el doctor Jones habría investigado este apasionante y gran misterio que es el yacimiento de Can Sorà: una aventura de la historia en casa. Ya empieza a sonar la inconfundible melodía de John Williams...¿quién se apunta?
